Se vio un arco iris en el planeta a 637 años luz de la Tierra. Por primera vez se han detectado signos del «efecto halo» similar al arco iris en un exoplaneta.
El efecto halo, que hasta ahora sólo se había visto en Venus además de la Tierra, se refiere a la disposición en forma de arco iris de anillos de luz concéntricos y de colores. Esta situación se produce cuando la luz procedente de la estrella alrededor de la cual gira el planeta es reflejada por nubes constituidas por una sustancia completamente homogénea.
Los investigadores recibieron la señal de que este efecto se estaba produciendo desde el gigante gaseoso WASP-76b, a 637 años luz de la Tierra. Descubierto en 2013, este exoplaneta tiene aproximadamente 1,8 veces el tamaño de Júpiter pero tiene el 92 por ciento de su masa.
La cara diurna del planeta, que siempre mira hacia su estrella, experimenta temperaturas que alcanzan los 2.400 grados centígrados. Después de que el hierro se evapora a esta temperatura, los vientos fuertes y rápidos lo transportan al lado nocturno más frío del planeta, donde se condensa en gotas y llueve hierro.
De confirmarse esta observación realizada por el satélite caracterizador de exoplanetas (CHEOPS) de la Agencia Espacial Europea, este fenómeno se detectará por primera vez fuera del Sistema Solar. CHEOPS, que comenzó su misión en 2019, observó WASP-76b 23 veces durante un período de tres años.
Olivier Demangeon, uno de los autores de la investigación publicada en la revista científica Astronomy & Astrophysics, afirma: «La razón por la que no se han observado halos fuera de nuestro sistema solar es que este fenómeno requiere condiciones muy especiales. En primer lugar, las partículas atmosféricas deben ser casi perfectamente esféricas, completamente homogéneas y lo suficientemente estables como para poder observarse durante largos períodos de tiempo. Estas gotas deben ser iluminadas directamente por la estrella anfitriona del planeta y el observador (CHEOPS en este caso) debe estar en la posición correcta.
La confirmación del efecto halo demuestra que las nubes de gotas perfectamente esféricas existen o se regeneran desde hace al menos tres años. Para que estas nubes sigan existiendo durante tanto tiempo, la temperatura atmosférica también debe permanecer constante.